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En una elipse, forma geométrica que simboliza la unidad dual del misterio cristiano según lo vive, celebra y trata de conocer la Iglesia Católica (dos naturalezas en una Persona, Cristo, Dios y Hombre verdadero; etc.), sobre el mismo fondo del escudo de la ciudad de Jerez, donde se representan las aguas, tras cuyo paso se alcanza “la otra orilla”, símbolo del Bautismo y la Pascua.

Para atravesarlas, la sabiduría, encarnada en un santo, el patrón de la ciudad, San Dionisio Areopagita, cuya icónica figura —representante del pulmón oriental de la Iglesia— nos muestra la siguiente jerarquía: la santidad de un rostro y mirada personal que irradia la luz divina como fuente de la sabiduría de la que es testigo vivo; envuelto y revestido por el amor hasta la cruz de nuestro Señor Jesucristo, que es nuestra gloria; y, como cimiento sobre el que edificarse, la roca de la fe, la Palabra de Dios.